"Lo cotidiano se levante hasta el plano de la belleza."


10.10.2012

La naturaleza del lenguaje poético


En Educación Poética nos empeñamos en convertir el contenido en metodología, hacer didáctica una teoría, una idea de cómo es o para qué sirve la literatura llevarla a una experiencia.
Se dice que los poetas se diferencian de otros locos en que elevan a belleza sus obsesiones y que por eso nos atrae un verso bien escrito. También se ha dicho que con las palabras que se usan todos los días, de las que todo el mundo abusa, los poetas crean cosas nuevas. ¿Cómo es esto posible? Pues, a través de un proceso en el que interfiere toda la persona humana, desde su corporalidad, pasando por el intelecto, la imaginación y la emoción. Por eso decimos que la transformación que se produce desde el lenguaje cotidiano hacia el lenguaje poético es un proceso integrador de la persona en sí misma y con su entorno. Muchos factores impulsan esta especie de alquimia que crea cosas con las palabras.
Los niños del 2do de la tía Ivonne pasaron por ese alambique y ¡miren los resultados de sus experimentos! Algunos de ellos son casi la piedra filosofal.  

Hay una gran diferencia entre la simpleza y la tontera. Constanza no lo sabía, por lo que trabajamos su autoestima  poniendo la palabra justa en el lugar adecuado que marcaba esa gran diferencia.

Re-escritura de un dicho popular.

Al principio muchos niños y niñas están bloqueados, entonces podemos ayudarles estableciendo oraciones convencionales con un contenido que reafirme su autoimagen. 

Considero este poema como una manifestación de poesía concreta, ya que Constanza quiso hacer un ONCE resultándole sólo un DIEZ. Su impulso de creación es la forma, no el contenido ni la gramática.

Esto es simplemente fabuloso.



Digno de Lao-Tse

Una imagen muy precisa.

Una variación del verso anterior, otra versión de la misma idea, una personificación de la naturaleza.

¿No lo dijo Cristo también?

Esto es un mantra y una afirmación mágica.

¿Un caballo sentimental que nada sin pulsera?

Esta es una observación ácidamente realista.

¡Que nadie toque a mi muñeca!


El camino de torta gorda por el que vuela un volantín.

Esto me recuerda a García Lorca.

Recuperando el instante.

Reconocimiento de identidades.