Asegurar que el problema de la mala o la buena
educación es sólo un tema de financiamiento es un error, también se trata de la pedagogía misma.
Muchos de los escritores
que han dado buena reputación literaria a nuestro país no se criaron
precisamente en cunas ricas.
Incluso contamos con un premio Nobel que ni
siquiera tuvo estudios oficiales. Gabriela Mistral, la mayor pedagoga que ha dado Chile, nunca fue a la
escuela ni a la universidad, en forma autodidacta llegó muy lejos; incluso fue
llamada a colaborar con el gobierno de México para realizar la reforma
educativa en ese país.
Su desarrollo
literario es producto de un auto cultivo de sus capacidades junto al provecho
que su experiencia podía entregarle. La infancia en la aldea de Montegrande fue
significativa para su carrera. En sus escritos explicita una y otra vez que no
conoció otra instrucción literaria más que las tradiciones orales y folclóricas de su pueblo y la lectura de la Biblia. Ella
describe a la niña Lucila
como una niña educada en la poesía, en la magia de las palabras cantadas y
cotidianas. La naturaleza era un libro abierto lleno de cosas, acciones y
cualidades, sobre todo porque siempre estaba su madre que le leía el libro de la naturaleza. También
su abuela le leía pasajes de la Biblia, por ejemplo de los salmos, así ella fue
poblando su cabeza de imágenes de lugares y tiempos lejanos que parecían
conocidos. Sin duda, la niña Lucila
debe haber estimulado su imaginación con historias de miedo contadas alrededor
del fogón. Su cabeza empezó a poblarse de pájaros, como diría Neruda, y desde
que su hermana le enseñara a leer y escribir, los quiso echar a volar y empezó
a cultivar la escritura creativa en forma de poemas, prosas y cartas, muchas
cartas.
Podría
decirse con propiedad que Gabriela Mistral empezó a gestarse a sí misma desde la niña-poeta Lucila que usa
la escritura y la lectura en forma cotidiana. La base de su auto educación es la Educación Poética y sus
reflexiones pedagógicas tanto de su infancia en el planeta de la gracia como de
la educación en general, vienen de la relación con la poesía.
No
es que Gabriela Mistral haya inventado la Educación Poética , pues ésta se remonta al principio del lenguaje humano, pero su saber es de enorme
valor para nosotros. El mayor valor radica en que sus escritos pedagógicos
surgen desde la experiencia; la propia o la que ella recoge personalmente de
los pedagogos que investiga. Son una mina de recursos didácticos e
inspiraciones vocacionales de la que debiéramos poder sacar provecho para
nuestra educación chilena hoy.