"Lo cotidiano se levante hasta el plano de la belleza."


4.12.2013

Semanas Diaguitas. Escuela de Verano Biblioteca MonteGabriela

Nosotros somos los Thiakitas de Montegrande. Nuestros ancestros poblaron el Valle del Elqui hace miles de años. Ellos venían del otro lado de la cordillera buscando mejores tierras para vivir con animales para cazar, tierras fértiles y agua para mantener sus cultivos. 



Ellos andaban detrás de los guanacos y antes de salir de caza solían dibujarlos sobre una roca que todavía sigue en Cochiguaz. Le dicen la Piedra del Guanaco pero no sólo hay guanacos, también hay serpientes dibujadas y otro ser que parecía un felino. A este lugar no sólo llegaban los Thiakitas sino también los Incas y los de la cultura Molle. En esa época todos eran más o menos amigos y se colaboraban para subsistir.

De todo esto y mucho más nos enteramos en la Escuela de Verano de la Biblioteca MonteGabriela. 


En las Semanas Diaguitas aprendimos jugando y creando del mundo de los Diaguitas, los antiguos habitantes del Valle de Elqui.




Lo primero que pasó fue elegir nuestro nombre diaguita. Las niñas podían llamarse Amnacay, Quilla o Vilka. Para los niños había Cateo, Taraki o Cataleo. Apellidos como Estay o Araya son de origen diaguita o thiakita (se pronuncia exagerando las consonantes de esta palabra)


Después tuvimos que hacernos nuestro cintillo con grecas diaguitas estampadas con timbres de papa.


Los diaguitas se hicieron famosos por sus grecas. Las grecas son dibujos geométricos que se repiten y adornaban los cacharros de greda. Algunos dicen que pretendían imitar al agua que fluye, porque para los diaguitas el agua es lo más sagrado, porque sin ella no habría vida en este valle.


Después nos dedicamos a hacer nuestros báculos o totems.

Todos colaborábamos buscando cositas para adornar nuestro báculo. Él nos representa como tribu. Una tribu es un grupo humano compuesto por varias familias que se junta para vivir organizados y darse una buena vida. 


Trabajamos en la tribu todo juntos para salir adelante. Como aquí que se nos ocurrió  reciclar unas latas de cerveza para convertirlas en sonajeros que cuelgan del báculo. 

Las artistas se encargaron de pintar los banderines. Como aquí el banderín de los  FELINOS

y aquí el de los SAURIOS.
Es que somos dos tribus diaguitas en Montegrande. Los SAURIOS del bajo

y los FELINOS del alto. Estos animales eran admirados por los diaguitas. A los saurios les imitaban su rapidez, sigilo, facilidad para esconderse y encontrar agua. Y de los felinos destacaban su ferocidad, su valentía y su amor por la familia.


Eso no significa que los modernos diaguitas no adoremos a otros animales. La Porota es la mascota de los saurios y destaca por ser brava y cariñosa a la vez.


Y la Frijol es de los felinos. De ella nos gusta que es independiente y no le tiene miedo a los perros.

Un día llegó a visitarnos alguien muy especial. Era la Pachamama.

Con su ayudante la princesa Amancay nos contaron la leyenda del árbol del pan. En esta leyenda se cuenta cómo los diaguitas descubrieron que de la vaina del árbol algarrobo ellos podían hacer harina . Con esa harina ellos hacían una especie de churrasca o tortilla que era la base de su alimentación. 
La Pachamama nos contó sobre la vida de los antiguos diaguitas , pero también nos preguntó cómo vivimos nosotros y en qué creemos que nos parecemos a los antiguos. 
No en muchas cosas. Pero somos los que seguimos aquí.
Todavía el algarrobo es importante para nosotros.
Y el río sigue siendo el mejor lugar para hacer lo que más nos gusta.
La semana diaguita fue entretenida porque aprendimos de los diaguitas jugando
haciendo lo que ellos hacían, como aquí que construimos una pirca (un muro de piedra)

pero en un juego. Una Gimcana.


Si somos una tribu es importante aprender a trabajar en equipo.
Aprender a protegernos -El Llastay, un gigante mitad guanaco blanco, mitad hombre- nos enseñó  la importancia de cuidar de nosotros mismos.
Estar siempre atentos
pues somos guerreros que cuidan a su gente.
Cada uno de nosotros es bueno para algo.
A veces para más de algo a la vez.
Nos gusta la música y siempre ha sido divertido expresarnos a través de ella.

No perder la ocasión de expresarnos. De mostrar lo que tenemos adentro.
Da lo mismo cómo. Escribir, dibujar, representar, conversar.
Nosotros somos capaces de crear lo que queramos.
Basta con que encontremos el momento adecuado

la inspiración
la guía precisa y amorosa
Y por supuesto salir a pasear.
Sin la naturaleza los thiakitas no somos nada. Nos aburriríamos sin el río.
En el río pasan cosas
nos bañamos
jugamos
competimos tirándonos barro
nos reímos mucho.
Nos relajamos.
Para aprender y enseñar se necesitan dos
comprometidos con lo que hacen.
A veces no es muy claro quién aprende y quién enseña, porque lo hacemos juntos, los thiakitas niños y los thiakitas adultos.
Inventar se parece a conversar. 
Los tíos son bacanes.
¿malos para el fútbol? Pero entusiastas.
Nos ayudaron a organizarnos
para seguir jugando
también a las naciones.
Ellos nos acompañaron, se interesaban por lo que hacíamos .
Como cuando fuimos alfareros.
Hicimos cacharros y cuencos de arcilla.
Nos encantó
modelar.
Somos auténticos alfareros.
Hasta cocimos los cacharros en fuego como lo hicieron los antiguos



los pintamos y exhibimos. 
También adoramos al fuego
sin el fuego no hay vida.
El fuego nos reúne, nos protege del frío y por él cocinamos nuestros alimentos.

Y a propósito de alimentos: también cocinamos.
Los porotos estaban en la dieta diaguita.
Para cocinarlos hay que primero pelarlos entre todos.
rallar el choclo
el choclo rayado es un ingrediente principal para cocinar unos ricos choclos granados
también el zapallo.
Somos unos eximios cocineros: nos gusta la comida rica.
Somos los Thiakitas de Montegrande y tenemos un libro especial donde nos registramos y guardamos todos los cuentos y poemas que escribimos. 
Pasamos juntos dos semanas en enero del 2013 en la escuela de verano de la Biblioteca MonteGabriela.
Todo lo que es Montegrande Style.
Y esta historia llega a su fin. Espero que les haya gustado.