“Te voy llevando a lugar
donde al mirarte a la cara
no te digan como nombre
lo de “indio de pata rajada”
sino que te den parcela
muy medida y muy contada”
Gabriela Mistral
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Tuvimos nuestra primera reunión
comunitaria para ver entre todos el destino de la biblioteca y de la casa. La convocatoria fue
difícil porque sumado al aislamiento natural y la escasez de medios de
transporte, extrañas coincidencias se confabularon en contra de la difusión; el
teléfono de la radio comunal siempre estuvo ocupado y se programaron entregas
de notas para los padres de la escuela de Montegrande en dos aldeas distantes a
la misma hora que la
reunión. Pero el pueblo nunca fue leso; llegaron los
precisos, representantes de grupos y organizaciones sociales del Valle. Un
variopinto conjunto de personas se apiñó en nuestro taller-auditorio y no fue tímido.
Es un desafío hermoso trabajar en una comunidad tan diversa. Yo siempre digo
que en el valle vive pura gente especial, muchos renunciantes al sistema,
lindos y soñadores que se mezclan entre los locales, un pueblo de montaña,
habituado a la dureza, estoico e impenetrable, aferrado a una dignidad que
reluce ancestral a pesar de los pisotones.